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19 de agosto de 2018

Tren al sur: El coche motor de Mendoza que daba vida a los pueblos y un día desapareció

Histórias Ferroviarias

La formación unía el centro con el extremo sur mendocino. Hoy las vías están vacías y las estaciones con okupas. Recuerdos nostálgicos.

Aquel tren que unía la ciudad Capital con el Sur mendocino, de un día para otro dejó de circular y así las vías quedaron silenciosas y las estaciones vacías de gente, pero cargadas de recuerdos.

De aquel "coche motor" en movimiento hasta nuestros días, han pasado algo más de 40 años.



"Pudo ser para la década del 70...", aventuró don Nicolás Valdez, un ex ferroviario que, después de jubilado, se quedó a vivir en Ñacuñán. Y entre mate y mate, agregó: "Seguro que fue durante el gobierno militar..."

Como él, muchos otros entrevistados no pudieron determinar una fecha cierta del último coche motor que durante décadas recorría cientos de kilómetros entre la estación Mendoza, a un costado de la calle Las Heras, y Colonia Alvear (como se la conocía antes de ser ciudad), en el extremo sur de la provincia.




Había dos frecuencias diarias, una en la mañana y la otra por  la tarde y era el medio elegido por los cientos de empleados ferroviarios -y sus familias- que vivían a los costados de las vías en las localidades de Palmira y Monte Comán. También era el medio de transporte "más económico" utilizado por estudiantes y soldados.

Inicialmente el coche motor utilizó trenes Ganz BAP, de origen húngaro, diésel de 6 cilindros y 310 HP  a 1.450 rpm, que alcanzaban una velocidad de 120 km/hora, aunque en los últimos años de funcionamiento, se modernizaron con unidades Ganz Máveg.

Una por una

El tren salía de Mendoza y sucesivamente iba cruzando las estaciones de Godoy Cruz, Luzuriaga, General Gutiérrez, Coquimbito, General Ortega, Rodeo del Medio, Fray Luis Beltrán, Barcala, Palmira, General San Martín, Ingeniero Giagnoni, Alto Verde, Santa Rosa y Las Catitas (llamada José Néstor Lencinas), en un recorrido de algo más de 90 kilómetros.



Y esas cortas paradas permitían que algunos le pusieran punto final al viaje, mientras otros se subían a los vagones y buscaban su ubicación en los asientos fijos y de cuerina, con capacidad para tres personas.

Okupas

Hoy no sólo las vías aparecen desiertas, silenciosas y cubiertas por tierra, malezas y basura, sino que el abandono llegó a ocupar también las estaciones.

Casi todas están "tomadas"  en forma clandestina por hasta diez miembros de una misma familia.


"Yo tengo permiso del ferrocarril", asegura Catalina (se reserva el apellido y los años) y "estoy acá –la expresión con brazos abiertos señala a hijos, nueras y nietos– desde hace como 20 años...".

Así,  la tradicional estación construida con ladrillo visto en los años 30, al mejor estilo inglés, hoy está "agrandada" con nylon, maderas e inclusive paredes que muestran muchas necesidades, aunque a ninguna le falta la antena de televisión satelital.

Por su parte Julián González, lamenta su desaparición.  "Cuando llegaba el tren a Las Catitas  (sin aclarar si era el que iba a Retiro en Buenos Aires o el coche motor) desde el andén (a donde no subía por miedo a que no pudiera bajar y terminara lejos de su casa) le vendía a los pasajeros bolsitas con uva o duraznos. Otras veces alfajores de  maizena o dulces que hacía mi madre”.

Ahora, sin el tren, desde hace años sólo "hago changas", aseguró, mientras tomaba  un balde y unos trapos y salió, caminando por las vías, en busca de algún auto para lavar o vereda para barrer, en el pueblo que, como todos ahora, está lejos de la estación.

Adelante pero marcha atrás

Tras andar casi un centenar de kilómetros, el cochemotor recargaba agua en Las Catitas y después, para sorpresa de muchos, en sentido contrario se dirigía al sur.

Y así atravesaba una pampa agreste y polvorienta (la tierra se colaba por alguna ventana mal cerrada) pasando por Pichi Ciego, Comandante Salas, Ñacuñán (Aguila Blanca, declarada reserva biosfera, donde hay casi 13 mil hectáreas de algarrobos), Arístides Villanueva y Guadales, donde los sanrafaelinos debían transbordar a otra unidad que los dejara en el "corazón de Mendoza".

El resto del pasaje continuaba su marcha para alcanzar las localidades de Monte Comán, Real del Padre hasta Colonia Alvear, punto final del recorrido.

Atrás habían quedado otros  200 y tantos kilómetros de un viaje del que hoy pocos recuerdos quedan.

Pero en aquel tiempo cada estación se vestía de gala con curiosos, con saludos y abrazos entre aquellos que llegaban y otros que presurosos se subían al tren.

Y también había un guarda con traje y gorra gris que, a los gritos, apuraba "pasajero al tren...", tras lo cual una campana, con su repetido tañido, despedía a los viajeros.

Hoy las estaciones no tienen andenes ni carteles y las vías, en muchos extremos, están tapadas con tierra y con el tiempo dieron paso al olvido.

"Puede que algún día vuelva...pero después de tantas promesas y proyectos no creo que lo vea...", aseguró un hombre que hoy vive en la "estación" de Alto Verde y que supo ser changarín, vendedor de boletos y alguna vez reemplazó al ayudante del maquinista.

Fue como un viaje al pasado para poder hablar del cochemotor y de cómo esa formación ferroviaria unía pueblos y ciudades.

Ese tren con el tiempo no sólo dejó vías vacías, sino que fue una historia borrada de la memoria de muchos y sólo es recordada por muy pocos.DiarioLosAndes.com

18 de septiembre de 2017

Línea Sarmiento: Viaje Merlo - Empalme Lobos y regreso. Mi visión

Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria

Me dirijo a usted con el fin de informarle de algunos detalles de mi reciente viaje a estación Empalme Lobos del ramal Merlo - Lobos de la Línea Sarmiento, en la que le detallo paso a paso algunos de los inconvenientes que he encontrado durante el viaje, y mi inspección ocular por dicho ramal, y de paso le dejo algunos chimentos que pude escuchar de gente que trabaja en el ferrocarril.



Vista de estación Empalme Lobos

Llegado a Estación Merlo, lo primero que hice fue adquirir el pasaje en cualquiera de las dos ventanillas habilitadas al efecto. El valor del mismo es irrisorio comparado con un boleto de colectivo en una distancia, como ejemplo, de Morón a Castelar, el tren $6,50 y el colectivo en la distancia que menciono $6,25.




Vista estación y cabín de Empalme Lobos

Algo que no veo correcto, es que las rejas de ingreso a la única plataforma que se usa se encuentran cerradas, siendo las mismas abiertas pocos minutos antes de la partida del tren sabiendo que el personal controla en su ingreso que el viajero tenga su correspondiente pasaje.

La formación que me tocó, constaba, como es habitual, de tres coches y locomotora diésel. Partimos de Merlo con algunos minutos de demora, vaya a saber uno cual fue la situación. El viaje se desarrolló con normalidad a velocidad aceptable, sólo mencionar, en dos pasos a nivel cercanos a la fábrica de Masalín Particulares, se reduce la misma en forma considerable, siendo que los PAN se encontraban con sus barreras bajas y protegidas por banderillero. No va a ser cosa que dentro de poco el tren deba dejar paso al automotor en sus pasos a nivel.

Pasa Km.34, Ferrari, ya en Mariano Acosta tenemos el primer cruce, la formación es desviada a vía segunda, previo a esto el mismo casi se detiene para que el cambista que ya efectuó el desvío de ingreso, ascienda a la formación y una vez en plataforma se baje de la misma para efectuar la misma operación a la salida de nuestro tren, cabe mencionar que ya se encontraba el que llevaba como destino Merlo, caso contrario ya comenzaríamos con otra demora.

De esta estación hasta Marcos Paz el tren desarrolla una buena velocidad (para el servicio que es) gracias a la renovación de vías que se efectuara hace poco tiempo, igual se sienten algunos golpes de vía y las mismas, o no fueron correctamente niveladas, o hace falta un mantenimiento preventivo como todo, si hacemos algo y lo dejamos a su buena suerte, no sirve de nada. Cabe recordar, que la estación Marcos Paz ha sido objeto de lavada de cara y otras mejoras.


Tren de pasajeros procedente de General Alvear pasando por Empalme Lobos

Seguimos viaje y las próximas detenciones son Zamudio, Hornos y Las Heras. Entre Marcos Paz y esta última el tren comienza a reducir su velocidad debido al regular estado de sus vías. En cuanto a viajeros la mayoría desciende en Las Heras, y observo, para bien, una inusitada seguridad, tanto en personal policial como de seguridad en esta última, situación que no se da en las anteriores desde la partida.


Tren de pasajeros procedente de Lobos con destino a Merlo

Desde aquí hasta Empalme Lobos comienza la tortura en la circulación del tren; el mal estado de la vía es lo que influye, y desde mi punto de vista, ahuyenta viajeros; la velocidad estaría entre los 25 y 40 km/h, el tiempo de viaje Las Heras/Lobos es de una hora; de terror. 

Ya ingresando a Empalme Lobos se observa el pobre desmalezamiento, ya sea a cargo del ferrocarril como del municipio, casas precarias que hace años ni existían. Claro la población crece. 

Arribado el tren a Empalme, y ya en la estación el panorama es desolador, el estado de la misma da pena, tanto el exterior como a lo único que pude ingresar, lo que era su sala de espera, suciedad, vidrios rotos, faltante de piso, marcos rotos, el resto por encontrarse tapiado no fue posible observarlo. El piso superior de la estación se encuentra habitado, desconozco si por ferroviario u ocupas, sea lo que sea, antena de Direct TV no le falta.

El entorno de la estación tampoco es óptimo, lo que otrora fuera su deposito, hoy vive gente, supuestamente con falencias de vivienda grave, aunque más de uno posee automóvil; más atrás dos locomotoras de vapor del ex Ferrocarril General Roca completamente oxidadas y a la buena de Dios desde hace años, a esa zona casi ni me acerqué, como a lo que era el lado opuesto del depósito donde se observa la Nro. 3951 y una 40 del Roca, con cámara y el entorno hacen que cualquiera desista en el intento por temor a robos; lo que era el tinglado en las afueras del depósito, queda solamente sus restos.


Foto tomada en el año 1980
La misma locomotora hoy

Los andenes de la vía a 25 de Mayo, no están mejor y la infraestructura por la falta de circulación ferroviaria tapadas; la especie de apeadero en la descendente se encuentra en muy mal estado, aguanta su estructura por la buena calidad de materiales, entre este andén y la calle paralela, hay gente viviendo en lo que eran parte de los terrenos adyacentes. El cabín se conserva bien, lo único que llama la atención que han construido un cerco para estacionar el coche del personal, sino también como protección, ya que según comentarios en ocasiones hay gente que quiere adueñarse de lo ajeno.

Por comentarios de algunos ferroviarios durante el día que estuve de visita por Empalme, se lamentan de la poca cantidad de servicios de pasajeros, tanto de las Líneas Sarmiento como Roca, incluso dicen por qué los trenes no llegan desde Cañuelas los fines de semana y que los mismos partieran desde Temperley o Ezeiza alternativos, ya sea para Monte o Lobos, daría màs vida a la zona y aparte no tendrían que esperar la Línea 88 de colectivos, servicio más caro e incomodo, esto último comentado por gente de la zona. 

Otro problema que mencionan los ferroviarios, es que cuando los días de semana tienen el tren del Sarmiento, el del Roca y se suma la formación a Gral.Alvear, lo primero que deben hacer es demorar el Cañuelas/Lobos, y dejar en segunda la formación del Sarmiento, parece que los diagramas no se hicieron como se debe, siempre basándome en comentarios de quienes conocen y padecen estos inconvenientes. 

Por todo sólo quedaba esperar el regreso hacia Merlo, ya en el tren y con su parsimoniosa velocidad seguía escuchando conversaciones que hablaban del soterramiento y la posibilidad del traslado de lo que es el Depósito Haedo a Empalme Lobos, otras versiones decían de Francisco Álvarez. Sea como sea, lo que yo observé es deprimente, sin ninguna variación para bien de lo que pasaba en ese servicios hace unos años.Una lastima que nadie se preocupe. Todo sigue igual, nada ha cambiado.
Oscar Ortíz
oscar.ortiz68@yahoo.com.ar