15 de agosto de 2011

TUCUMÁN: A FUERZA DE PROMESAS INCUMPLIDAS, LA ESPERANZA ENVEJECE JUNTO A LAS VÍAS


Desde mediados de la década del 90, los anuncios de la apertura de las calles Córdoba y Mendoza se repiten, pero nunca se concretan. Túneles, puentes y mudanzas se cuentan entre los proyectos

Hace 135 años se convirtió en el símbolo del progreso. Cuando llegó la primera locomotora a Central Córdoba en 1876, la ciudad tenía apenas 37.000 vecinos y algunas calles empedradas. Hoy, con 549.000 habitantes y un vehículo cada dos ciudadanos, la estación de maniobras del Belgrano Cargas es una especie de anacronismo caprichoso que influye en el desorden del centro y que frena el desarrollo de una zona. Por eso, quizás sea adecuado resumir su historia como una extensa sucesión de negativas.


Desde 1995, la frase "cinturón de hierro" fue repetida tantas veces por funcionarios municipales y provinciales que escucharla de nuevo no sólo cansa, sino que genera una sensación de desánimo y de descreimiento. Y no se puede calificar a los vecinos de incrédulos: en los últimos años se hicieron al menos seis anuncios relacionados con las aperturas de las calles Córdoba y Mendoza que se diluyeron pocos días después de haber sido lanzados.

Hagamos memoria: a mediados de la década del 90, el gobierno de Antonio Domingo Bussi anunció la remodelación ferrourbanística de la ciudad, que incluyó la caída del tétrico muro que corría junto a Marco Avellaneda y el reciclaje de algunos edificios de la estación. Incluso, en enero de 1999 las topadoras ingresaron al predio de 400.000 metros cuadrados para abrir las calles Córdoba y Mendoza. Pero la prepotencia de las máquinas chocó contra el no rotundo de la Unión Ferroviaria.

Ese mismo año, pero con Julio Miranda como gobernador, se empezó a barajar la posibilidad de trasladar la playa de maniobras a Los Vázquez; en resumen: fue otra idea que no se concretó.

En marzo de 2004 la Secretaría de Obras Públicas de la Provincia disparó el proyecto de construir un puente que cruzara por encima de las vías. Dos meses después, el intendente Domingo Amaya redobló la apuesta y anunció la edificación de dos puentes: uno para la Córdoba y otro para la Mendoza. Pero los funcionarios se volvieron a topar con el no de los ferroviarios.

En diciembre de 2005, el gobernador José Alperovich comunicó que estaba dispuesto a gestionar un crédito de $ 2 millones para trasladar la estación a Pacará. En abril del año siguiente el mandatario dijo que, en realidad, los trenes irían a Cevil Pozo. Siete meses después lanzó la idea de la construcción del "Puerto Madero Tucumano" en Central Córdoba ¿Qué tuvieron en común todos estos anuncios? Que se diluyeron rápidamente. A lo largo de 2007 se propuso la excavación de túneles y la construcción de puentes peatonales. Incluso, se llegó a hablar de determinar una fecha para el llamado a licitación de las obras. Pero no pasó nada.

Estas son algunas de las razones por las que no se puede culpar a los vecinos por su incredulidad: durante años escucharon muchas -demasiadas- palabras, pero, hasta ahora, nadie demostró ser capaz de cortar el cinturón ferroviario.(Fuente. La Gaceta)

2 comentarios:

  1. Es lamentable este artículo, muy antiferroviario, en todo el mundo las ciudades importantes tienen playas de carga; por otra parte el solo hecho de escuchar las palabras "Puerto Madero" es de terror; en Buenos Aires un gran espacio que era un pulmón de la ciudad, se convirtió en un barrio para unos pocos.

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  2. Esto es merdoprensa fogoneada por los loteadores que quieren seguir, como con el patiyudo infame en la yosada y el pelado depredador en economía, robo-transfiriendo los bienes del pueblo a los negocios espurios de piratas particulares asociados con parásitos larvados en el Estado.

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