15 de diciembre de 2010

LOS GRANDES LUCHAN POR EL MERCADO FERROVIARIO EUROPEO

Este año de 2010 que ya se acaba era de prólogo reñido a la liberalización del transporte internacional de pasajeros por ferrocarril, y aunque en España no se haya notado, en buena parte de Europa se ha librado una intensa batalla por el mercado. Mientras la calculadora del ministro de Fomento español, José Blanco, echa chispas intentando ver de dónde saca dinero para el mantenimiento de la red de alta velocidad de España, el regulador italiano de los servicios ferroviarios viene de resolver en contra de la recogida y apeo de pasajeros de las líneas internacionales no italianas e italianas privadas en su territorio. Las líneas no italianas están operadas por Deutsche Bahn, ÖBB (Austria), y la italiana con sede en Milan es FNM Le Nord. De acuerdo con la resolución sólo pueden transportar a los pasajeros hasta su destino final, es decir, punto a punto pero sin apearse dentro de las fronteras del país. La regulación europea permite a los reguladores de cada país prohibir trayectos que puedan afectar a tramos de transporte ferroviario subsidiados.



Lo que perfila esta batalla es una política de defensa del operador estatal italiano, Ferrovie dello Stato (FdS). El gestor de la red ferroviaria italiana ha liberalizado el transporte internacional de pasajeros a través de su territorio adelantándose a las disposiciones europeas que entran en vigor en enero de 2011. Entretanto, FdS junto al fondo de infraestructuras Cube de Luxemburgo, se han adjudicado en Alemania los activos de Arriva. Esta última es una empresa privada de transporte de pasajeros por ferrocarril con sede en Reino Unido que fue adquirida en abril de este año por la estatal Deutsche Bahn, que a su turno por orden de las autoridades de la competencia germanas ha tenido que vender los activos de Arriva en Alemania. La italiana FdS ya tenía un 51% de una empresa de transporte ferroviario de mercancías en Alemania desde hace años. Arriva opera 252 trenes en Alemania, 830 autobuses, tiene 3.000 empleados y factura 460 millones de euros. Pero la reacción del regulador italiano ante la competencia de FdS pone de relieve uno de los problemas del sector.

Al socaire de la liberalización del ferroviaria en Europa se formaron sociedades privadas destinadas a competir con los grandes operadores estatales, como la propia Deutsche Bahn o Ferrovie dello Stato. Es el caso de Arriva. Pero la crisis económica ha golpeado de lleno a estos recién llegados al mercado que esperaban desarrollarse en los huecos dejados por los grandes en cada país. Su fracaso los ha dejado en manos de las grandes empresas estatales del sector que han comprado así mercado en los países en los que no operan. Deutsche Bahn es uno de los activos compradores de operadores privados de trenes a lo largo y ancho de Europa. También lo ha hecho la francesa SNCF, pero de momento sólo ha incursionado en transporte de mercancías. Entretanto, esta última debe hacer frente a una competencia de la alianza entre Trenitalia (FdS) y la empresa de infraestructuras y medio ambiente francesa Veolia. Inicialmente ese acuerdo pretendía explotar servicios de tren de alta velocidad, incluido el tren París-Londres el Eurostar. La sociedad ha debido retrasar la operación de trenes de alta velocidad por la dificultad de adaptar el material rodante a las especificaciones de los tendidos ferroviarios franceses. De momento solo operará trenes convencionales. Sin embargo, la idea no ha quedado aparcada y su desarrollo futuro pondrá mayor presión sobre SNCF.



Las batallas no sólo se han registrado en el transporte de pasajeros, que en el caso de Italia se ha iniciado antes del calendario liberalizador del 1 de enero de 2011. SNCF padece una crisis en sus líneas de transporte de mercancías y ha decidido suspender el servicio de carga de vagón por cliente para componer trenes mixtos, es decir con vagones cargados para diversos clientes. La idea es aceptar sólo carga de un sólo cliente para componer trenes de un solo origen y destino con la idea de abaratar costes. Entretanto la sociedad gestora de las infraestructuras ferroviarias en Francia, Red Ferroviaria de Francia (RFF), tenía previsto implementar un servicio de corta distancia con operadores privados para explotar los tendidos de vías de poco uso con el objeto de rentabilizar esos trayectos. La idea central era componer trenes con vagones de origen diverso en cada región que hicieran el enlace con la cabecera correspondiente donde SNCF se haría cargo del convoy. Para este objetivo RFF había firmado un acuerdo con Corporación de Desarrollo Ferroviario (CDF) de Pittsburgh y la Caisse des Depots.

Pero la iniciativa requiere del mantenimiento del servicio del convoy mixto. Entretanto, los grandes del sector siguen adquiriendo mercado. Deutsche Bahn ha sido particularmente activa, adquiriendo operaciones en muchos países de Europa, entre ellas Chiltern Railway y Arriva del Reino Unido. En el mes de octubre la empresa alemana hizo su primera prueba en el Eurotunel para comprobar la seguridad de sus trenes de alta velocidad ICE con los que pretende establecer una línea regular con la vista puesta en las olimpíadas de 2012 en Londres. Si las pruebas de seguridad son exitosas y los ICE se adaptan a los tendidos existentes, DB habrá logrado un progreso importante en los tránsitos internacionales europeos de pasajeros.

Las objeciones a los trenes ICE surgen de las filas de Alsthom y del Gobierno francés porque los trenes de DB tienen la tracción distribuida y las normas de los trenes del consorcio Eurostar hasta ahora establecían que las cabezas tractoras deberían estar al principio y al final de la composición. Eurostar ha anunciado hace escasos meses una inversión de 600 millones de euros en trenes fabricados por Siemens con tracción distribuida -debajo del suelo de los vagones- con los que piensa ampliar sus operaciones a Amsterdam y Colonia, entre otros destinos continentales. Los nuevos trenes adquiridos por Eurostar estarán preparados para los sistemas de electrificación y señalización de la mayoría de los países de Europa. Como se ve la guerra está servida, no sólo en materia de operadores, sino también de fabricantes. A principios de este año SNCF otorgó a la canadiense Bombardier un contrato para la fabricación de 860 trenes regionales con un presupuesto de 8.000 millones de euros. La decisión ha sido fuertemente controvertida. Por su parte, el Gobierno de Montreal, para sortear una oferta ganadora de la española CAF, apeló en octubre pasado a una ley de su parlamento para adjudicar a Bombardier-Alstom un concurso de vagones para el metro local. Cada cual entiende la guerra a su manera.(Fuente: Por: Carlos Schwartz para Intelligence & Capital News Report)

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